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¿CÓMO DESARROLLAR LA AUTOESTIMA?
La autoestima es la base y el centro del desarrollo humano, porque: “Sólo se podrá respetar a los demás cuando se respeta uno a sí mismo; sólo podremos dar, cuando nos hemos dado a nosotros mismos; sólo podremos amar, cuando nos amemos a nosotros mismos”. Cada individuo es la medida de su amor a sí mismo. Su autoestima es el marco de referencia desde el cual se proyecta; es una parte fundamental para que el hombre alcance la plenitud y autorrealización en la salud física y mental, productividad y creatividad, es decir, es la plena expresión de sí mismo. Las personas se preocupan por ver, juzgar y arreglar lo que está fuera de ellas, cuando la solución de muchos problemas sería que cada persona viera y arreglara lo único que le corresponde: ella misma. Si todos hicieran esto, el mundo sería otro.
 SÓLO PODEMOS AMAR CUANDO NOS HEMOS AMADO A NOSOTROS MISMOS”
Elementos básicos de la autoestima: La autoestima es la piedra angular de nuestra forma de ser, de pensar, de sentir, y de actuar. Es el máximo resorte motivador de cada ser humano y el rostro esculpido a lo largo de su proceso vital es como una estructura funcional que puede identificarse en tres componentes fundamentales:
Cognitivo: Corresponde a un conjunto de auto esquemas que pertenecen al terreno de la inteligencia y de la imaginación donde se generan las ideas, opiniones, creencias, percepciones y procesamientos de información.
LA AUTOESTIMA
Es el conjunto de actitudes del individuo hacia sí mismo, como actitud. Es la fuerza habitual de pensar, amar, sentir, y comportarse consigo mismo. Es la base de nuestra existencia, el valor sustancial de nuestra propia vida, abarca la totalidad de todos los sentimientos, experiencias, ideas, pensamiento, juicios y actitudes que emergen en lo más profundo de nuestro ser; involucra aspectos fundamentales de nuestra propia identidad, como nuestras actitudes más arraigadas, algunos valores más íntimos y nuestras conductas más comunes que requieren de un análisis muy profundo y comprensivo de nosotros mismos, para realizar cambios progresivos en beneficio del desarrollo de nuestra personalidad. Todas las personas necesitan tener autoestima puesto que es un sentimiento valorativo de nuestro ser, de quienes somos nosotros, de saber que somos un conjunto de rasgos que configuran nuestra autoridad; esta la hacemos responsable de muchos fracasos ya que una autoestima adecuada si este propósito no se cumple se desarrollara una baja autoestima y la persona se enfocará a la derrota y el fracaso es donde se maneja un sentimiento valorativo bajo.
¿CÓMO DESARROLLAR LA AUTOESTIMA?
La autoestima es la base y el centro del desarrollo humano, porque:
“Sólo se podrá respetar a los demás cuando se respeta uno a sí mismo; sólo podremos dar, cuando nos hemos dado a nosotros mismos; sólo podremos amar, cuando nos amemos a nosotros mismos”. Cada individuo es la medida de su amor a sí mismo. Su autoestima es el marco de referencia desde el cual se proyecta; es una parte fundamental para que el hombre alcance la plenitud y autorrealización en la salud física y mental, productividad y creatividad, es decir, es la plena expresión de sí mismo. Las personas se preocupan por ver, juzgar y arreglar lo que está fuera de ellas, cuando la solución de muchos problemas sería que cada persona viera y arreglara lo único que le corresponde: ella misma. Si todos hicieran esto, el mundo sería otro.
EL HOMBRE TIENE LA CAPACIDAD DE FORMAR Y ENRIQUECER SU PROPIA AUTOESTIMA Y AUTOCONOCIMIENTO

El autoconocimiento es conocer las partes que componen el yo, cuáles son sus manifestaciones, necesidades y habilidades; los papeles que vive el individuo y a través de los cuales es; conocer por qué y cómo actúa y siente. Al conocer todas sus partes, que desde luego no funcionan por separado sino que se entrelazan para apoyarse una en la otra, el individuo logrará tener una personalidad fuerte y unificada; si una de estas partes funciona de manera deficiente, las otras se verán afectadas y su personalidad será débil y dividida, con sentimientos de ineficiencia y desvaloración.
 “SÓLO PODEMOS AMAR CUANDO NOS HEMOS AMADO A NOSOTROS MISMOS”
Elementos básicos de la autoestima: La autoestima es la piedra angular de nuestra forma de ser, de pensar, de sentir, y de actuar. Es el máximo resorte motivador de cada ser humano y el rostro esculpido a lo largo de su proceso vital es como una estructura funcional que puede identificarse en tres componentes fundamentales:

Cognitivo: Corresponde a un conjunto de auto esquemas que pertenecen al terreno de la inteligencia y de la imaginación donde se generan las ideas, opiniones, creencias, percepciones y procesamientos de información. Comprende el auto concepto, la autoimagen y la autoeficacia u opinión que se tiene de la personalidad y de la conducta de sí mismo.
Afectivo: Es sentirse a gusto o a disgusto consigo mismo, la admiración de su propia vida. A mayor carga afectiva mayor potencia de autoestima.
Conductal: Es la fuerza para alcanzar honor, forma, respeto, y estatus ante los demás y ante nosotros mismos.
MANIFESTACIONES DEL AUTOESTIMA
Independencia: La persona decide por sí misma como emplear el tiempo, el dinero, las ocupaciones, amigos y diversiones.
Afrontar retos con entusiasmos: El individuo se interesa por cosas o actividades nuevas, que quiere aprender más y poner en práctica la confianza en sí mismo.
Tolerancia a la frustración: Significa saber afrontar los obstáculos de distinta manera y ser capaz de hablar de lo que lo entristece.
Capacidad para influir en otros: La persona confía en sus impresiones y en el efecto que produce en los demás.
Asumir responsabilidad: La responsabilidad indica que quien actúa por sí mismo con seguridad, asume sus tareas o necesidades.
Orgullo por los logros: Es la aceptación y reconocimiento de los logros personales, presumiendo de vez en cuando por ellos.
Aspectos para fortalecer el autoestima:
El elogio: Se requiere fortalecer la autoestima utilizando palabras adecuadas, que valore las actitudes y comportamientos.
La valentía: Se debe brindar confianza para que el individuo pueda sobrepasar los temores en su relación con otros.
Aceptación de las debilidades y errores: Es ver por encima de la experiencia desde una perspectiva más amplia. Se debe aprender de los errores.
Abstenerse de las comparaciones: Se debe tener en cuenta que la persona es única y es imposible que realice algo exactamente igual a otra.
La imaginación: La repetición frecuente de experiencias positivas puede modificar el auto concepto; el recordar y disfrutar recuerdos positivos identifica a las personas con alto nivel de autoestima.
DIMENSION INTERPERSONAL
DIMENSIÓN INTERPERSONAL: Es la relación que tenemos con las personas que tenemos a nuestro alrededor con las cuales compartimos, inquietudes, logros, amor. Las relaciones interpersonales es la necesidad se relacionarse con los demás, en el camino del encuentro interpersonal, descubrimos que con algunas personas tenemos apatía y con otras.
ELEMENTOS DE LAS RELACIONES INTERPERSONALES
Conservación de la especie, vestuario, vivienda y descanso.
Seguridad: amor, protección, orden, trato justo. .
Aceptación, trabajo, amistad.
VALORES
Los valores son un proceso desde que nacemos, nuestra familia es el pilar para adquirirlos, a medida que se va creciendo se van moldeando, en el colegio, amigos, etc. siempre y cuando estos valores sean practicados por nosotros mismos.
VALORES VITALES
Vida: Implica valorar la existencia
Respeto: Es el sentimiento que lleva a reconocer los derechos y la dignidad del otro.
Libertad: la posibilidad de decidir cómo actuar en las diferentes situaciones que se presentan en la vida.
EN LOS VALORES MORALES
Se destacan: Responsabilidad: es la capacidad personal de comprometerse y de dar cumplimiento a las normas establecidas.
Convivencia: Se entiende como la actitud de ser humano de hacer lo mejor a quienes lo rodean y permite vivir con los otros.
Honestidad: general es la capacidad de actuar con rectitud, honradez y confianza consigo mismo y con los demás.
DIMENSION INTELECTUAL
El desarrollo del intelecto es alcanzado por el estudio, los aprendizajes, la búsqueda del conocimiento, la investigación, el mejoramiento continuo, el desarrollo del talento humano.
EL PERFIL PROFESIONAL: Dentro perfil profesional requerido para un(a) profesional como parte integral de las relaciones interpersonales y empresariales debemos tener en cuenta los siguientes aspectos, algunos vistos anteriormente pero que debemos resaltar:
RELACIONES PÚBLICAS
Conjunto de actividades y programas de comunicación persuasiva efectuados por cualquier organización, para crear y mantener buenas relaciones con sus diferentes públicos externos y para proyectar ante ellos su imagen favorable.
¿Qué es la corporeidad?: Jorge Gómez nos habla del ser humano como ser corporal, de la existencia en para el cuerpo, el cual nos predispone a la “acción autónoma” de resolver nuestra subsistencia y la necesidad de la trascendencia.
 Por lo tanto, diremos que la corporeidad humana en una construcción permanente en tres niveles: biológico, psicológico y social. Esta construcción biopsicosocial, siguiendo a Gómez, está compuesta por significados e imaginarios de la vida cotidiana.
Manuel Sergio nos habla de que al hombre lo podríamos definir desde las siguientes dimensiones:
La corporeidad: Desde y a partir del cuerpo me proyecto al mundo
La motricidad: Interioriza y humaniza el movimiento
La comunicación y cooperación: Afirmamos el nosotros, vos y yo conectados, unidos a partir de estar en el mundo.
La historicidad: Vivir nuestro presente, proyectando el futuro esperanzador, sin olvidar de donde venimos, sin olvidar nuestro pasado.
La libertad: Entender las necesidades, para ser un ser reflexivo, histórico y autónomo del propio medio.
La noosfera: Buscando la totalidad humana, por medio de los saberes espirituales y culturales.
La trascendencia: Buscando hacer para crecer y ser mucho más.
A partir de estas dimensiones el cuerpo no se reduce a una instancia biológica, sino a un ser histórico-social, biológicamente activo. La corporeidad, representa el modo de ser del hombre, bajo circunstancias históricas, siendo la Educación Física su herramienta más importante. Foucault afirma que el cuerpo es portador de poder, por ende que uno es portador de poder, que colectivamente somos portadores del poder colectivo. La corporeidad se da a partir de la imagen del hombre y de su proyecto socio-cultural como colectividad, como nación. Cada sociedad, cada institución, creará el ideal corporal que cobrará vida a través de la Educación Física. Este cuerpo colectivo, Cuerpo Institucional, es el efecto de una elaboración social y cultural, por lo tanto la corporeidad y la motricidad representan un ente propio, indisoluble del imaginario colectivo propio de cada cultura, que lo legitima en su expresión como sociedad, que estará representada y puesta en marcha por la Educación Física, las teorías que la avalan, y su incidencia directa en la vida colectiva. Siguiendo la idea de Gómez, no se debería, en pleno siglo XXI, solamente pensarse al cuerpo desde una visión como conjunto de órganos solamente, o como con un concepto de materia física siguiendo las teorías físicas de Newton. El hombre debería de pensarse desde la corporeidad, desde sus tradiciones antropológicas y el proyecto social al que pertenece.
LA MOTRICIDAD COMO EXPRESIÓN DE LA CORPOREIDAD
La corporeidad y la motricidad son indisolubles, no existen una sin la otra, son elementos con definiciones propias, pero en la realidad práctica, activa del hombre, el cuerpo no puede concebirse sin vida, sin movimiento. Cada persona, cada ser humano, va construyendo su corporeidad a través de los años, siendo influenciado por su entorno y su circunstancia. Parafraseando a Parlebas socio motricidad: el mundo, yo, mi circunstancia, mi introspección y mi vinculación con ello. Nosotros, nuestro cuerpo, pasa desde la dependencia necesaria en nuestra forma más primitiva en los primeros años de vida hasta llegar a auto formarse en ser totalmente independiente. La educación física nos atraviesa desde que nacemos, en cada momento de la vida cotidiana, de manera informal, haciéndonos desenvolver de manera eficientes bajo distintas circunstancias. José María Cagigal en 1979 ya nos hablaba de la cultura física, cultura corporal, como habito de una sociedad.
En su expresión como sociedad, que estará representada y puesta en marcha por la Educación Física, las teorías que la avalan, y su incidencia directa en la vida colectiva. Siguiendo la idea de Gómez, no se debería, en pleno siglo XXI, solamente pensarse al cuerpo desde una visión como conjunto de órganos solamente, o como con un concepto de materia física siguiendo las teorías físicas de Newton. El hombre debería de pensarse desde la corporeidad, desde sus tradiciones antropológicas y el proyecto social al que pertenece.
LA MOTRICIDAD COMO EXPRESIÓN DE LA CORPOREIDAD
La corporeidad y la motricidad son indisolubles, no existen una sin la otra, son elementos con definiciones propias, pero en la realidad práctica, activa del hombre, el cuerpo no puede concebirse sin vida, sin movimiento. Cada persona, cada ser humano, va construyendo su corporeidad a través de los años, siendo influenciado por su entorno y su circunstancia. Parafraseando a Parlebas socio motricidad: el mundo, yo, mi circunstancia, mi introspección y mi vinculación con ello. Nosotros, nuestro cuerpo, pasa desde la dependencia necesaria en nuestra forma más primitiva en los primeros años de vida hasta llegar a auto formarse en ser totalmente independiente, en 1979 ya nos hablaba de la cultura física, cultura corporal, como habito de una sociedad, como pilar de la libertad y progreso del desarrollo del ser humano. La corporeidad la podemos asociar a la motricidad, ya que el ser humano experimenta con su cuerpo de manera práctica, con vida, actuante, la motricidad esta presente en lo cotidiano del hombre, cargada sus acciones de sentimiento y finalidad, interactuando y expandiéndose en el tiempo, en busca de la trascendencia de sus actos con el medio social y natural.
Por lo tanto hablar de motricidad ya indicaría una comprensión del movimiento humano. Siguiendo a Gómez, esto supone el desenvolvimiento de las estructuras componentes del sistema nervioso central; mantiene la regulación, la ejecución y la integración del comportamiento; traduce la apropiación de la cultura y de la experiencia humana como intencionalidad operante en el proyecto del hombre social. Por lo tanto podríamos afirmar que el desarrollo de lo motor, de la motricidad, no es solo el desarrollo de las capacidades coordinativas, el desarrollo técnico, físico, psico-cognitivo, o las nociones de espacio-tiempo. En definitiva cuando hablamos de la motricidad como expresión de la corporeidad del ser, como proyecto humano de acción, se expresa no solo las posibilidades biológicas que nos permite el movimiento, si no también las intencionalidades, las utopías, las fantasías, los ideales, los mitos, las visiones, las alegrías y las tristezas, la necesidad de la relación e igualdad social.

CUERPO Y CORPOREIDAD
Por corporeidad se entiende, en general, todo aspecto material captado por los sentidos, es decir, todo grupo de cualidades que nos representamos como estables, independientes de nosotros y puestas en el espacio. Con este término se designa también la dimensión material del ser humano.
Según la antropología bíblica, que se caracteriza por ser acentuadamente unitaria y global, el hombre es tanto cuerpo como alma. Una yuxtaposición o una contraposición de cuerpo y alma es algo intrínsecamente extraño a los escritos de la revelación, El cuerpo designa al hombre como totalidad, como persona, y equivale por tanto al yo concreto (cf. Rom 6,12; 12,1).
Por eso mismo en la Escritura se percibe repetidamente la dignidad y el valor del cuerpo. En el Antiguo Testamento, el cuerpo del hombre lleva la huella de la acción de Dios (Gn 1-2). Lejos de ser despreciado y de ser un obstáculo para la perfección, se le reconoce una dignidad eminente : el cuerpo mismo (mediante el corazón, los riñones, los ojos, etc.) produce, lo mismo que el alma, afectos, pensamientos, deseos, decisiones (Sal 16,910; 63,21 84,3; etc.).
La concepción antropológica griega, por el contrario, está caracterizada por el dualismo, que se concreta en la afirmación de la conflictividad entre el cuerpo y el alma. Según Platón, el alma y el cuerpo son dos substancias completas, cada una por su cuenta, unidas accidentalmente durante la vida terrena sin formar efectivamente una substancia única.
Es distinta la concepción de Aristóteles. A su juicio, el alma y el cuerpo son elementos claramente distintos, pero no son dos substancias completas, sino incompletas (como la materia y la forma): las dos juntas dan origen a una única substancia completa, el hombre. Sin embargo, el dualismo no desaparece del todo, ya que también para Aristóteles.
El pensamiento cristiano sobre el cuerpo, en los primeros siglos, se desarrolló sobre la base del encuentro-confrontación entre la visión bíblica del hombre (sintética y global) y la concepción antropológica helenista, dominada por el platonismo (dualista).
En particular, la identificación de la concupiscencia debida al pecado original con la reacción espontánea y natural de los instintos (san Agustín) los llevará a una acentuada infravaloración del cuerpo, destinada a perdurar durante siglos.
Fue con santo Tomás, que se sirve de las categorías del pensamiento de Aristóteles, como se asistió a la superación del dualismo y a la recuperación del valor positivo del cuerpo. La unión substancial entre los dos constitutivos del hombre, originados ambos por Dios.
El hombre actúa siempre de forma humana y espiritual, aun cuando actúe con el cuerpo.
La sistematización que dio santo Tomás al problema de la relación alma-cuerpo es imprescindible para los conocimientos alcanzados por la antropología de nuestros días, de carácter integral.
En la concepción personalista aparece el cuerpo en todo su valor, ya que no es puramente «objeto» o "instrumento", sino «sujeto».
El uso de moños, hebillas, ganchos y caimanes de tamaño, color y diseño exagerado no se permiten en una profesional tan importante como es aquella que tiene contacto directo con los clientes.
Estos accesorios deben ser discretos, para no llamar la atención.
Cuidados del rostro: No interesa la forma del rostro, ante eso nada podemos hacer, pero sí podemos sacarle el mejor partido a la forma, con el corte y el peinado adecuados.
UNOS OJOS SANOS PROYECTAN UNA MIRADA LUMINOSA, FRANCA, QUE TRANSMITE SALUD.
Mantenerlos así, exige el lavado cuidadoso con agua pura o un colirio especial; cita oftalmológica para corregir los defectos de visión (si es necesario) y tratamiento con ungüentos especiales en caso de infección por contaminación ambiental o conjuntivitis.
El humo y el trasnocho afectan la salud y la buena expresión de los ojos produciendo, círculos rojos y ojeras que dan la apariencia de descuido y disipación. Por lo anterior, es importante dejarlos descansar con el sueño reparador necesario. Las ojeras pueden tratarse colocando sobre los párpados bolsas de té tibio o compresas de agua de rosas o sólo con agua fresca.
Una jovencita no requiere de mucho maquillaje, pero tampoco debe creer que su rostro sin rastro de maquillaje, lucirá más bello. Un maquillaje suave y delicado en tonos pasteles y adecuado para su tono de piel, realzará su atractivo.
En otras palabras esto significa que una joven debe preferir un maquillaje suave y delicado, pero alegre y luminoso. Se aconsejan los tonos pastel. Actualmente las casas cosmetológicas ofrecen paletas o conjuntos de maquillaje en amplia variedad de tonos y colores. A la hora de adquirirlos es aconsejable preferir la calidad y no guiarse por los bajos precios.
El maquillaje en su conjunto debe armonizar con el tono de la piel, el color del vestuario. La aplicación del labial exige cuidados a la hora de la elección de los tonos; siempre se debe tener en cuenta adquirir colores básicos como el bronce, café, para delinearlos y tonos que les hagan juego para rellenarlos. Las jóvenes pueden preferir distintos tonos de rosa y bronce. El complemento ideal del maquillaje del rostro lo constituyen las cejas naturales, con un depilado leve que acentúe el arco. Depilarlas muy delgadas, cambiar su forma natural o depilarlas completamente para pintarlas es un error que no debe cometer ninguna mujer y menos las jovencitas.


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